El peróxido de hidrógeno (H₂O₂) se utiliza ampliamente en el tratamiento de aguas por sus potentes propiedades oxidantes y su compatibilidad ambiental. Oxida eficazmente contaminantes como hierro, manganeso, sulfuro de hidrógeno y compuestos orgánicos. También desempeña un papel clave en los procesos avanzados de oxidación (AOP), donde se combina con luz ultravioleta u ozono para degradar compuestos orgánicos persistentes y patógenos en el agua potable y residual. Además, el H₂O₂ se emplea para reducir la demanda química de oxígeno (DQO) y controlar olores en aguas industriales. Al descomponerse en agua y oxígeno, no genera subproductos perjudiciales, lo que lo convierte en una opción ecológica. Su versatilidad, seguridad y alta reactividad lo hacen una solución preferida en los sistemas de tratamiento de agua municipales e industriales.

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